La neuroplasticidad se refiere a la capacidad de su cerebro para reorganizarse a lo largo de su vida. Estos cambios ocurren física, funcional, y químicamente. Hay 5 principios básicos para la neuroplasticidad en el cerebro.
1. Quiérelo o nada
El cambio se limita principalmente a aquellas situaciones en las que el cerebro está de humor para ello. En otras palabras, se necesita tomar una decisión sobre lo que se quiere cambiar para que el cerebro empiece a tomar medidas de re-organización y aplicar lo que se aprenderá. Si el cerebro está alerta, comprometido, motivado, listo para la acción, entonces libera los neuroquímicos necesarios para permitir el cambio cerebral. Cuando el cerebro se desconecta, se distrae o hace algo sin pensar lo cual no requiere un esfuerzo real, sus interruptores neuroplásticos están "apagados". Para poder cambiar nuestro cerebro y usar su habilidad de ser maleable, necesitamos decidir conscientemente lo que queremos desarrollar o nada pasara.
2. Trata, trata, trata
Cuando tratamos algo, consciente e inconscientemente sabemos que tenemos la posibilidad de fallar en el intento. Sin embargo, cuando pensamos en solo ‘hacer’ nos auto engañamos pensando que el fracaso es un enemigo que debemos evadir. La realidad es que nuestro crecimiento esta en la medida que tratamos, ya que el tratar algo es una acción continua, que le da la señal al cerebro de que debe continuar, que no hay un fin en mente, sino un proceso. Todo cambio es un proceso que no tiene fin, ya que el fin que tenemos en mente al comienzo del cambio sigue cambiando, al conocer mas y mas a través del proceso. Es por eso que necesitamos tratar, tratar, tratar.
Cuanto más intentes, más motivado estarás, más alerta estarás, y mientras mejor sea el resultado potencial, más grande será el cambio cerebral. Mientras mas tratamos, mas pequeñas victorias tendremos, las cuales sirven de combustible para nuestro cerebro querer seguir haciendo lo que nos da motivación y alegría. Si estás intensamente enfocado en la tarea e intentas dominar algo por una razón importante, el cambio experimentado será mayor.
3. Practica
Los cambios en el cerebro son las fortalezas de las conexiones entre las neuronas que se unen, momento a momento, en el tiempo. Cuanto más se practica algo, más conexiones se cambian y mas se fortalece la conexión entre neuronas. Mientras mas fuerte es la conexión, mas automático se hace el cambio. Al practicar algo, mas conexiones diferentes se hacen en el cerebro, para incluir todos los elementos de la experiencia, los cuales incluyen información sensorial (información que viene a través de los sentidos), movimiento (neuronas especificas para memoria muscular y de movimientos), patrones cognitivos (creencias fundamentales que sirven como patrones de pensamientos que regulan nuestras creencias y pensamientos automáticos).
4. Hazlo una prioridad
Los cambios iniciales son temporales. El cerebro primero registra el cambio, luego determina si debe hacer el cambio permanente o no. Todo cambio empieza como una débil conexión neuronal en el cerebro, mientras mas impacto tenga en el cerebro, mas fuerte es la impresión que deja. Sin embargo, aun las mas fuertes impresiones no producen cambios permanentes, a no ser que sean percibidas como novedosas y primordiales. Nuestro cerebro aprende a diferenciar lo primordial de lo común, dependiendo la repetición de lo que queremos implementar, nuestras creencias y nuestros pensamientos sobre lo deseado.
Si queremos hacer un cambio real en nuestras estructuras mentales, necesitamos desafiar nuestros pensamientos hacia ese cambio, repetirlo de manera sistemática, y hacer de este una prioridad en nuestras mentes y en nuestras vidas. Por ejemplo, como cristianos sabemos que leer y estudiar la Biblia debería ser una prioridad en nuestro estilo de vida. Sin embargo, si solo la leemos una vez a la semana y no tratamos de pensar sobre lo estudiado en ella, nunca llegara a hacer una prioridad mental, lo que significa que no será algo que nos fluya cuando necesitemos de ella.
Entonces debemos, tomar tiempo para leerla, estudiar lo que leemos y desafiar los pensamientos automáticos con lo aprendido en la Biblia. Mientras mas hacemos eso en nuestro dialogo mental, mas se hará una prioridad estudiar la Biblia para poder desafiar mas pensamientos automáticos, y mas cambiaran nuestras creencias fundamentales y nuestras estructuras neuronales. (En otro post, hablamos del poder de los pensamiento).
5. Persiste
Cambiar un hábito o incorporar un nuevo comportamiento requiere esfuerzo y atención centrada. Esto puede ser fisiológicamente incómodo y literalmente doloroso para los hábitos de anulación (hábitos de quitar o borrar algún comportamiento). No es de extrañar que las personas a menudo evitan el cambio o les cuesta mantener el compromiso. Al principio, todos estamos emocionados sobre lo que sabemos vamos alcanzar con el cambio que queremos lograr, sin embargo necesitamos saber desde el principio, que el camino no será siempre emocionante y motivador. Bajo presión, cansados o distraídos, nuestra corteza pre-frontal no puede mantenernos enfocados y recaemos sobre conductas y hábitos anteriores.
El secreto de ser persistente en algo es el enfoque que tenemos en el proceso de lo que queremos lograr.
La persistencia se convierte en aliada constante cuando nos enfocamos en transformar quienes somos, no solo lo que hacemos. Aun las victorias mas pequeñas contra el yo son de gran motivación y emoción. La persistencia es hacer lo que tengo a las manos con todas mis fuerzas, ser diligente en mi trabajar y asegurarme de estar consiente (usar la razón y evidencias reales) de cada decisión tomada en el proceso.
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